Esta playa poco concurrida y de difícil acceso, con la Isla de Pessegueiro al fondo, me aportó un momento de soleada felicidad veraniega. Zambujeira Do Mar, a pesar del turismo sigue siendo muy atractiva. En Serpa, donde paramos siempre a tomar café, me llamó la atención el agarre de hierro de las farolas en forma de dragón. La señora que disfruta del helado y su perrito estaban en Zambujeira Do Mar. Las ovejas vienen a beber al pequeño pantano artificial de Monte Portela Nova. Muy cerquita de donde nos hospedamos acaban de abrir un establecimiento alternativo, donde se escucha hablar en alemán y tiene una terraza de madera con vistas a un barranco verde. Beja no aparenta tener el casco histórico tan excepcional, con unas calles peatonales llenas de comercios. La torre está muy bien conservada y se ve que recientemente restaurada, con acceso libre. Tiene una altura inmensa.
Blog de Gabriel de la Riva Pérez sobre proyectos y enseñanzas artísticas